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AMANCIO: “La escultura es un todo, una unidad”

Escultura de Amancio en Turquía.
Escultura de Amancio en Turquía.

Por CAMINO SAYAGO
(en tamtampress.es)

Desde 2002 los simposiums internacionales de escultura ya marcan anualmente una fecha en la agenda del creador leonés Amancio González. En esta ocasión un nuevo encuentro le ha llevado a tierras turcas: en octubre a la ciudad de Izmir y en noviembre a Mersim para participar en estos proyectos internacionales de escultura al aire libre.

Allí, junto a otros diez escultores de distintas partes del mundo, a pie de calle, ha realizado sus piezas y el espectador ha podido seguir todo el proceso de creación. Un taller de escultura en vivo y en directo que le ha llevado a recorrer diversos puntos de la geografía mundial desde 2002. “Es una aventura enriquecedora participar en estos simposios artísticos que cuentan con cuarenta años de vida. Tienen mucho atractivo para los escultores ya que posibilitan  realizar una obra pública cada vez en un lugar diferente. He estado en Dinamarca, Francia, Rusia, Méjico, Croacia. Y en España en Fuerteventura y Asturias. En Turquía es la tercera vez que acudo a un encuentro, aunque a distintas ciudades”.

Los simposios de Turquía, que se celebraron en los meses de octubre y noviembre, reunieron a veinte artistas repartidos en las dos ciudades turcas. En el encuentro de Izmir, organizado por el ayuntamiento de esta ciudad y dedicado a la escultura en madera participaron los artistas Aldo Shiroma Uza (Peru), Bettino Francini (İtalya), Chander Parcas (Hindistan), Hitoshi Tanaka (Japón), Valentine Mitev (Bulgaria), Kochmar Volodymyr (Ukrania) así como los turcos Hakan Şengönül, Mert Taşkın Demir y Levent Ayata. El encuentro de Mersim, organizado por la universidad, centrado en la piedra, reunió a otros diez escultores: Badri Goguadze (Georgia). Viktar Kopach (Belorusia), Berika Ipekbayrak, Nesrin Karacan y Rahmi Atalay (Turquia), Kim Won Gelin (Corea), Poul Baekhoj (Dinamarca), , Yury Tkachenko (Rusia) y Antonella Tiozzo Huynh (Italia).

Los dos proyectos se realizaron y concluyeron en el plazo de un mes. Ahora ya forman parte del patrimonio de la ciudad en la que se crearon. “En Mersim, durante un mes trabajé una piedra de unos tres metros cúbicos, que aproximadamente pesa unas diez toneladas. Es un espectáculo público, porque trabajas en la calle junto a otros ocho o diez escultores de todo el mundo. Además son talleres didácticos porque cuentas con asistentes que se inician en el proceso de la escultura, y también con escolares. De alguna manera facilitan otra forma de trabajar. Son como una gran performance del proceso escultórico”.

Deporte y música

En Mersim, dedicado al deporte, Amancio eligió la figura de un piragüista de kayak, un deportista que a su modo de ver representa el esfuerzo: “En esta escultura quería plasmar el momento en el que el piragüista rompe los límites de la naturaleza. La voluntad del deportista consigue a veces vencer los límites de su propia naturaleza y quería representar ese instante mágico”.

En el caso de Izmir, la antigua Esmirna, la temática del encuentro se centró en el Mediterráneo. “Basé mi propuesta en la música como elemento común de todos los pueblos del Mediterráneo; se materializó en la figura de un músico, de un flautista”.

Las dos piezas son monumentales -como es costumbre en este creador que ama tanto la madera como la  piedra- y de carácter figurativo. “Mi visión de la escultura no se reduce a lo figurativo o lo abstracto. Utilizo la figura como una parte dentro de un todo. Hay geometría y figura. La figura como un elemento que ayuda en la composición”. Es el mundo orgánico frente al mineral compartiendo una única ambición: representar el género humano. “La inquietud o finalidad es abstracta”, pero insiste, ” la escultura es un todo, una unidad”.

Momento de búsqueda

Asegura que los artistas siempre han vivido en crisis y que ésta actual es una más. Sin embargo cree que el mercado del arte en España está hundido y prácticamente muerto. “Las galerías de arte lo están pasando mal y los artistas también. Hay que pensar en nuevas fórmulas de difusión y comercialización de la obra. Yo, por ejemplo, he pasado de trabajar la madera y la piedra, al bronce. Tienes que abrir el abanico de posibilidades y pensar en otros materiales. Es, creo, un momento de búsqueda, de nuevas ideas y de no quedarte parado. Desde un punto de vista creativo todas las crisis son buenas.”.

Y recalca: “León es una ciudad que no cuenta con una tradición a la hora de comprar arte. Es una ciudad fría para el arte pero te ofrece muchas posibilidades  para trabajar. Es momento para ello”.

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