La obra de Conrado nos invita a un viaje profundo a través de la historia humana, en el que se explora el poder y el misterio de los signos gráficos.
Símbolos que parecen brotar desde las profundidades del instinto humano más primario y primitivo, evocando nuestra conexión con los ancestros de la prehistoria.
Conrado utiliza materiales orgánicos como el barro y el carboncillo, permitiendo que cada signo quede registrado en una línea temporal infinita y continua. Estos símbolos no solo capturan la esencia de lo humano en su estado más puro, sino que también sugieren una narrativa universal que nos conecta con aquellos que vivieron antes que nosotros.
La obra de Conrado es, en esencia, una celebración de esa persistencia atemporal de los signos que han marcado y seguirán marcando nuestra identidad y cultura.