Natacha Vicente, pintora y ceramista, nos permite reconstruir en su proyecto mutidisciplinar “el ajuar de Kame Musa” la epopeya de dos mujeres. Es una historia de superación, un viaje, el relato del éxodo de Mäa una niña, madre de la pequeña Kame Musa.
Natacha Vicente ofrece en Ármaga una exposición como relato de una recuperación creativa y vital. “El ajuar de Kame Musa” es el título de la exposición actual de Natacha Vicente que desde el viernes 12 de marzo y el sábado 13 de marzo está presente de manera presencial en la galería Ármaga hasta el 24 de abril, manteniendo todas las medidas anticovid.
“Al tiempo este proyecto ha sido una herramienta en mi propio viaje de reconstrucción. Un trabajo, una cosmología, que a la par, me ha servido para recuperar mi propia historia como mujer.”
Natacha Vicente es una gran artista que en su viaje por la vida ha caído y para levantarse ha optado por el arte, la poesía y la creatividad. La exposición es diferente y en ella se pueden ver varios tipos de piezas, muchas de las cuales se supone son fruto de una investigación arqueológica sobre ese lugar: el cuadro previo a su enfermedad, con lo que recupera una historia anterior como un trabajo de memoria, el libro, los nidos que son piezas de porcelana metidas en un cubo que es como el útero, las figuras, que son personajes de todas las mitologías, como Gea, la mujer embarazada, la diosa, la esencia de la mujer, la novia con pequeñas conchas llamadas buizos que se utilizaban como moneda de cambio o como medio de adivinación para atraer los buenos espíritus.
“Mi propuesta pretende abordar la presencia de la mujer en el origen de toda creación-producción artística. Mujeres olvidadas invisibilizadas, desterradas y apartadas reflejando desde un punto de vista plástico y con distintas materias y técnicas la visión del drama y las dificultades a las que se vieron obligadas a vivir. Ofrece un mensaje diferente porque en ella se representan a sí misma. En lo que tiene de diario vital, de evocación. Pongo mi voz al servicio de la reivindicación de su dignidad y derechos. como parte del proceso de reconstrucción de mi memoria frente ante la violencia.” El proyecto “El ajuar de Kame Musa” arranca en el libro-escultura, Nastha Baru, y mucho antes en el cuadro Mäa un poema visual. El ajuar de Kame Musa contiene la historia de un lugar mítico. La más primitiva manifestación artística de la cultura. Se trata en cierto modo de una utopía retrospectiva. Este artefacto arqueológico supuestamente es el primer objeto arqueológico que nos permite reconstruir a través de la epopeya de dos mujeres Kame Musa es la cuna de la cultura, creando un poema épico que toca los mitos comunes a todas las religiones, como el poema de Gilgamesh. Se trata en cierto modo de una utopía retrospectiva. Ésta es la historia de un lugar mítico.
“Al tiempo este proyecto ha sido una herramienta en mi propio viaje de reconstrucción. Un trabajo, una cosmología, que a la par, me ha servido para recuperar mi propia historia como mujer.”
Al interés del objeto en sí, se añade el de su valor documental e histórico, y fundamentalmente reivindicativo, donde se aborda el papel primordial que tuvo la mujer en el origen de la cultura, su participación en la construcción de la historia, en el origen de toda la creación-producción artística.
La pieza más importante de este ajuar es el collar, obra de confinamiento que comenzó como un pequeño trabajo y se fue ampliando hasta parecer una telaraña que ocupa la pared, con pájaros, animales, conchas y es el elemento más llamativo de la exposición por su simbolismo.
Como dice la autora: «todo ello fue surgiendo y he seguido trabajando en él a base de coral, cáñamo y lino, teñidos con tintes naturales así como diferentes elementos naturales. Lo he ido haciendo desde noviembre hasta ahora dos o tres horas cada tarde y algunos días me enredaba. Todo lo he hecho a mano.
Todavía me apetece seguir trabajando en él». Una exposición muy diferente a las que se pueden contemplar en la actualidad, pues se trata de una cosmogonía interior porque como dice la artista: «En realidad Nastha Baru soy yo».
El ajuar de Kame Musa
Mäa vivía en una hermosa casa de hojas con tejado de madera.
Allí tejía el fuego, cultivaba joyas, trenzaba hermosos collares de cuentas de
colores
Los pájaros paraíso abrigaban la cuna nido de Nastha
Mäa trabajaba duro para poder llevar a su niña a la escuela
Preparó el viaje con todo lo necesario
El árbol del fuego y el lago.
El valle. Los dos ríos
La guerra rompió sus sueños y su cuerpo
La tierra limpió el dolor con un gran aguacero
La cuna de papiro y pez quedó abrigada por los juncos
Los pájaros paraíso reconstruyeron su memoria.
Las bestias la iniciaron en todas las danzas.
La historia de la niña salvaje que sobrevivía sola en la naturaleza se extendió
Todos viajeros, tanto los más humildes como más los sabios, que la conocían su
historia sentían la imperiosa necesidad de ir a conocerla.
Allí en el lugar de Kame Musa construyeron un gran edificio.
En el que reposaban todas sus historias.
Natacha Vicente