Escanciano, el artista total
“Estaba claro que lo de él era el arte y la poesía. Y al arte y a la poesía se dedicó cuando dejó la lucha política en todos sus frentes. Por los años 80, Miguel cantaba canción protesta por el día y boleros por las noche con los Platis, el grupo que creó con sus amigos, actuaba con una orquesta tradicional en las fiestas de verano de los pueblos para ganarse la vida, componía canciones, incluso grabó un disco, ‘Banderas de abril’, con el que llegó a tener cierto éxito local. A la vez, seguía escribiendo poesía y diseñaba (hizo un curso en Madrid de tres meses, que vivió alojado en mi casa de Chueca) y por los 90 comenzó a pintar, actividad que le absorbería casi por completo al pasar del tiempo, sobre todo a partir de enfermar y de retirarse de la vida pública y de la noche, llegando a hacer varias exposiciones, la última en la galería Ármaga de León no hace mucho tiempo. Fue, pues, un hombre renacentista, un artista total y poliédrico cuya única limitación era la de haber sido fiel a una ciudad que nunca estuvo a su altura por más que le tratara con cariño (no todos), como se ve ahora ante la noticia de su temprana muerte. Descanse en paz el amigo, el poeta, el músico, el pintor, el soñador de peces y de manzanas que siempre estaba en las nubes y cuyos cuadros estaban llenos de personajes alegres, pero de cuyos ojos pendía una lágrima furtiva. Como del de Miguel.”
Julio Llamazares