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GUZPEÑA. Simbología, sentido y emociones

El pintor nacido en 1964 en el pequeño pueblo leonés de Prado de la Guzpeña, del que toma su seudónimo artístico, explica en este artículo los pormenores de la exposición que durante este mes de septiembre de 2015, y hasta el 3 de octubre, se puede contemplar en la galería leonesa Ármaga.

Por ENRIQUE RODRÍGUEZ GARCÍA “GUZPEÑA”

Regreso a la Galería Ármaga de León para ofrecer una muestra en la que  he realizado una cuidada selección del trabajo realizado durante los siete años que he estado ausente de los espacios expositivos leoneses. Tiempo en el que he abandonado el método de secuenciar el trabajo de forma lineal en el tiempo y he optado por agrupar mis creaciones en series temáticas. Por tanto esta exposición no se plantea como una unidad monotemática y recoge una muestra de las cinco series sobre las que he trabajado y trabajo en la actualidad: “Mayos y ramos”, “Tendales”, “Metáforas”, “Gamusinos” y “El planeta de la memoria”.

La serie “Mayos y ramos” está inspirada en las tradiciones leonesas del mismo nombre, que se pierden en la oscuridad de tiempos remotos. Analizando las claves, el espíritu y la forma de los “ramos leoneses”, he creado una música y una coreografía nuevas. Los “Mayos y ramos” comparten con sus inspiradores el gusto por lo geométrico y su marcado carácter teatral. Los “Mayos y ramos”, igual que sus inspiradores, tratan de ser la revelación de un mundo nuevo y hermoso, el elemento fertilizador en una primavera que comienza, el vehículo de comunicación entre la divinidad y el deseo humano.

En todas las obras de la serie “Tendales” aparecen dos figuras principales  de diferentes dimensiones, una extraña pareja dispuesta a ser retratada para un álbum de familia. Las dos imágenes, como dos vestimentas solitarias, se manifiestan sin el cuerpo que envuelven, tendidas en extraños mecanismos.  Esta disposición puede ser el reflejo de  un concepto ancestral en el ser humano, la dualidad. Estamos dominados por una manera dual de entender el mundo, siempre con referencias al bien o al mal; hemos de elegir entre una cosa u otra, decidirnos en un cruce de caminos por una dirección concreta. Pueden ser también estos “Tendales” la manifestación de una añoranza, una imagen melancólica grabada en el subconsciente o, tal vez, la evocación de los progenitores. Otra de las muchas peculiaridades de “Tendales” es la utilización de motivos decorativos con claras referencias a la Antigüedad Clásica.

En la serie “Metáforas” volvemos ha encontrar el tema de la dualidad, con la asociación de parejas imposibles. Dos figuras se enfrentan en una denominación concreta y en una noción abstracta intentando conjugar dos conceptos antagónicos.

La serie “Gamusinos” se inspira también en la tradición. El gamusino es un animal imaginario. Su nombre y su ficticia existencia se utilizaba para burlarse de niños y jóvenes inocentes. Partiendo de está idea trato de dar forma a este  irreal  habitante de mundos inventados.

Es una constante en mi trabajo, y así ocurre en “El planeta de la memoria”, retroceder en el tiempo y buscar en mi propia obra las claves y recursos que me ayuden a realizar nuevos resultados, quizá por miedo a perder la identidad que me caracteriza o quizá, porque me encuentro cómodo dentro de mi universo imaginario. Los motivos y representaciones de la serie “El planeta de la memoria” son revisiones y actualizaciones de otros que ya habían sido utilizados en mis obras años atrás.

Utilizando la frase de Picasso “el artista es receptáculo de emociones provenientes de cualquier cosa: el cielo, la tierra, un trozo de papel, el paso fugaz de alguien…”, para tener claro que debemos estar siempre en estado de alerta y terminando la frase “…esto es por lo que no debemos hacer distinciones entre ninguna cosa”. Y así de sencillo ocurre con la creación, lo demás es solo cuestión de ponerse a trabajar.

Siempre he vivido en esta tierra, la que me vio nacer. Esta situación me ha proporcionado ser consciente de mis tradiciones. En este patrimonio he encontrado inspiración para mis obras y además los  mecanismos para crear. La cultura y la tradición suponen la raíz de estas pinturas y el cimiento de los pilares en los que se sustenta mi memoria.  Mi responsabilidad es  reivindicar el pasado y reanimar la tradición y la herencia recibida.

Podemos entender estas pinturas como un juego con los  elementos plásticos, como un divertimento con líneas, planos, formas y colores. Con estos elementos puramente plásticos y cambiando su colocación espacial podemos crear tensiones y desequilibrios visuales. Cambiando su ordenamiento modificamos la composición y conseguimos emitir contenidos diferentes y crear en el espectador emociones diversas. Conceptuando la pintura de esta manera podríamos decir que la creación es un juego de disposición de  elementos formales, en los que las infinitas posibilidades dan resultados que se acercan más a una idea decorativa y ornamental que a un concepto intelectual y espiritual. No es así como se deben entender estas pinturas, debemos buscar algo más. Estas pinturas tienen la facultad de crear una simbología, y las asociaciones elaboradas con el lenguaje plástico producen emociones conscientes. El arte no solo debe consistir en situar un elemento plástico junto a otro. En este ejercicio se debe proceder de manera que se busque la belleza y que además exista una intencionalidad.

El artista debe trabajar con criterio, con sobriedad. Hay que ver exposiciones, hay que leer y estudiar. El arte no debe carecer de emoción y misterio. El artista ha empezado a ocupar un lugar secundario dentro del complejo mundo del arte, aunque sea él el que crea las obras. Hay que centrarse intentando conservar la integridad intelectual. El hecho creativo tiene que ser un acto totalmente independiente.

El arte puede no significar nada, pero tiene un sentido que nos hace disfrutar y vivir de otra manera. El arte se realiza para mejorar el mundo y al hombre. El arte es, ante todo, generosidad y dicha generosidad la percibimos en la actividad del artista. No es lo mismo vivir con el conocimiento del arte que ser ignorantes de su existencia. El arte nos ofrece un mundo diferente.

Cada artista debe hacer lo que le corresponde y lo que sabe. No hay que guiarse por las pretensiones ambiciosas. El camino está en el trabajo diario y en el compromiso con lo que uno siente.

Más información:

  • www.guzpena.com
  • Enrique Rodríguez García “Guzpeña”. C/ La Reguera, 8. 24170-Almanza (León).
  • enrique@guzpena.com

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