La bailaora Micaela Flores Amaya, más conocida como La Chunga, es una de las artistas de la Galería Ármaga, entre cuyos fondos sigue habiendo obras suyas. Reproducimos la entrevista titulada “Soy gitana gitana, de las de ir con el carro por los pueblos”, publicada por Fulgencio Fernández en La Crónica de León (el 12/09/ 2009), durante una de las últimas veces que la artista expuso en Ármaga sus obras naïf:
Por FULGENCIO FERNÁNDEZ
Es un personaje singular. Una de las bailaoras más carismáticas y conocidas de este país, famosa por bailar descalza. “Soy gitana pura, muy gitana”, explica ella misma, y espontánea y fresca. Todo el mundo la conoce por ‘La Chunga’ aunque tiene nombre, al que ni ella misma responde: “Me llamo Micaela Flores, pero si me llamas Micaela no me entero, siempre he sido La Chunga”.
– Y ¿de dónde viene el nombre?
– De una cosa muy fea, muy negra y muy pequeñilla, ¿ya lo entendiste?
Imagino que sí.
La Chunga está en León, pero no para bailar, que ya lleva unos años retirada, a la fuerza, “porque la espalda ya no me deja seguir, la tengo destrozada, como los pies, de bailar descalza”. Vino para inaugurar una exposición de pintura en la galería leonesa Ármaga, una afición que también cultiva desde hace muchos años. “Siempre he pintado, aunque no tuve formación, ni fui a ninguna escuela de arte. Pinto como bailaba, de forma intuitiva”. Ella no dice nada pero entre quienes avalaron su pintura está un padrino del que pocos pueden presumir, Pablo Picasso. “Le conocí siendo una niña y él fue quien me explicó que lo que yo pintaba era ‘naif’. Para mí la pintura también era una manifestación de sentimientos, como el baile, pues para bailar hay que tener sentimiento. Se pueden poseer unas grandes condiciones, pero, por encima de todo, hay que saber transmitir”.
Picasso elogió de forma especial los colores que La Chunga era capaz de conseguir, (“¿cómo lo puede lograr esta gitanilla sin formación?”, se preguntaba) y la profusión de caras, que siempre son de ella y de su hija Pilar. “Pero también elogiaron mi arte gente como Paco Rabal, Blas de Otero, León Felipe, al que conocí en Méjico, Cela o Miró”. De todos ellos fueron dos los que más impresionaron a la pintora/bailaora. “León Felipe me encantó, tenía una cara que parecía Dios y de Picasso me atraían sus tremendos ojos negros”.
La gitanilla jamás oculta ni su raza ni su pasado. “Éramos gitanos de los pobres, de los que íbamos por los pueblos con los carros pidiendo y, de vez en cuando, entrábamos a algún huerto que no era nuestro para coger unas patatas o unas judías, pero jamás llevábamos más que para hacer un pote. La gente de antes de los pueblos tenían buen corazón y siempre nos ayudaban, no como pasa ahora que cada uno va a lo suyo y no le importan los demás”.
Y de aquellos tiempos, de la fidelidad a su pasado, nació la costumbre de bailar descalza. “Me quería acordar de mi infancia en un barrio de chabolas en Barcelona, cuando no teníamos perras para zapatillas. Recuerdo cómo bajábamos desde las chabolas, cómo me cantaba mi prima y yo bailaba para ganarnos unas pesetas en la calle”.
El largo anecdotario de su dilatada vida arranca en el mismo momento de su nacimiento, pues no sabe exactamente su edad y no es que la oculte. “Yo le preguntaba a mi padre que cuándo había nacido y él siempre me decía que ‘por la vendimia’, pero no sabía de que año. Es asín que no sé ni el año, ni el mes, y el día creo que fue el 5, lo único que se con seguridad es que nací en Francia, en Marsella, donde mi padre había ido de emigrante a buscarse la vida”.
Es La Chunga, un ser diferente, una bailaora que también pinta pues todo es lo mismo, sentimientos. Una mujer sincera y agradecida, que regresa a su galería en León, Ármaga, “donde vendré siempre que me llamen porque sus dueñas son gente extraordinaria y porque la gente de León me ha tratado siempre de una forma magnífica”.
“Para bailar bien hay que pasar hambre y frío y ya no se pasa”
Es un placer hablar con La Chunga, un pozo sin fondo de anécdotas, una mujer de una vida muy intensa —“además de los que te dije que conocí también traté a Robert Taylor y Ava Gadner”, pues la bailaora fue de las primeras españolas en llegar a Hollywood. Pastora Imperio la contrata en 1956 como bailaora y gracias a Ava Gardner, interviene en dos películas de Hollywood. El empresario Sullivan la presentó en Las Vegas y participa en varios programas de televisión estadounidenses y actuó en Nueva York y México. “También he actuado junto a grandes bailaores, como Antonio Gades, Pilar López, Lola Flores… Lola Flores me pareció una artista total. Ya dije antes que el arte es sentimiento, y Lola Flores era todo sentimiento”, pero a la mujer que más admira de su mundillo es a su prima Carmen Amaya. “Pero no es porque seamos primas, que tengo muchas primas más, es porque era la número 1 como bailaora”.
También tiene una curiosa teoría para explicar por qué salen pocos bailaores en la actualidad. “De un lado porque para bailar hay que pasar hambre y frío, el frío es muy bueno para el arte y ahora ya no se pasa frío. Y también influye que no salimos en la televisión, ahora para ir a un programa de televisión hay que enseñar el culo, y los bailaores no lo hacemos”.
Es así, tan espontánea como sincera, con su verdad por delante y con sus creencias. “Yo sin mis rezos no me acuesto”. Es La Chunga, que si le llamas Micaela no sabe que es ella.