ARTE CONTEMPORÁNEO / “Ármaga Summer Festival” es la exposición colectiva con la que la céntrica galería quiere celebrar sus veinte años de existencia y de paso rendir homenaje a los “artistas de la casa” con una selección de obras de sus fondos artísticos
Por JOAQUÍN REVUELTA
Publicado en La Nueva Crónica el 18/07/2018
La galería de arte Ármaga cumple 20 años y lo ha querido celebrar con una muestra colectiva que permanecerá abierta al público durante los meses de julio y septiembre (cierra en agosto) y con la que, en palabras de su responsable Marga Carnero, «hemos querido hacer un guiño a los años 90» a través de una selección de obras de artistas habituales en la galería de la céntrica calle Alfonso V, donde algunas de estas obras han sido cedidas gentilmente por los propios artistas, si bien la mayor parte de ellas forman parte de los fondos artísticos de Ármaga, que superan el centenar de piezas. «Inauguramos en el año 1998 con una exposición individual de Lucio Muñoz y desde entonces hemos contado con obras de artistas como Manolo Valdés (Equipo Crónica), del que se expone una obra «muy especial», subraya Carnero; Roy Lichtenstein, que aporta una pieza homenaje a Picasso; Antonio Saura, Antoni Tàpies, Luis Feito, Manuel Viola, por citar algunos de los nombres históricos, a los que se suman otros «artistas de la casa» como es el caso de Esteban Tranche, Amancio González, Miguel Escanciano, Amando Casado, Casimiro Martinferre y José Ramón Vega, entre otros.
En el caso del escultor leonés Amancio González, Marga Carnero destaca la dificultad de encontrar una obra fechada en la década de los noventa, «porque en realidad quedan muy pocas y hemos tenido la suerte de que nos haya cedido para la exposición una de ellas, en concreto la denominada ‘Danza maligna’ que fue realizada por el artista en madera de olmo», señala la responsable de la galería Ármaga, que también hace referencia a las piezas de Esteban Tranche ‘Error de precisión’, sobre el accidente del transbordador espacial Challenger acaecido en 1986, y Miguel Escanciano que lleva el sugerente título ‘Por más que lo intentes nunca serás Nijinsky’, o la de Juan Rafael, que coincide en señalar «es muy diferente de lo que hace ahora». Y es que, en opinión de Marga Carnero, «en los noventa había una mayor pureza de estilo y ahora se mezcla demasiado», algo que la galerista atribuye a la influencia de las tecnologías y al papel que hoy juegan las redes sociales. José de León también está presente con una obra que Carnero reconoce que no es de su gusto personal y que supone un homenaje a Magritte. «Esta pieza no forma parte de la colección de Ármaga sino que muy amablemente me la ha cedido José de León como representativa de un periodo que para él resultó muy productivo», confiesa Carnero.
La galerista señala que a los fondos de la colección hay que sumar los de los artistas que gestiona personalmente. «He llegado a tener casi treinta grabados de Saura, aunque ya he vendido muchos», reconoce Marga, que quiere señalar que el mercado se encuentra un tanto bajo, si bien no es igual para todos los artistas, pues Pelayo Ortega viene cotizando al alza. Carnero repara en una obra de Modesto Llamas de los años noventa que califica de «exquisita». Para la galerista la pintura sigue teniendo mejor aceptación entre los compradores de arte.
La leonesa Teresa Gancedo, la primera artista invitada al Museo Guggenheim de Nueva York, también está presente en la colectiva de Ármaga, que cuenta igualmente con la aportación de tres distinguidos fotógrafos leoneses, como son Amando Casado, Casimiro Martinferre y José Ramón Vega, en el caso de este último con dos instantáneas analógicas en blanco y negro que lucen en el escaparate de la galería y se alejan de los habituales retratos a los que nos tiene acostumbrados este gran fotógrafo. Para Marga Carnero no queda otra fórmula que «reinventarse en un mundo más complicado» y con las nuevas tecnologías que aportan «información y desinformación» y que han restado un trato «más personal» con el cliente.