Por CAMINO SAYAGO
(Publicado en TAM TAM PRESS)
La naturaleza ha vuelto a brindar al artista leonés Miguel Escanciano la posibilidad de explorar en el imaginario que en estos últimos cuatro años ha confeccionado en torno a los seres vivos. En esta ocasión, a través de una vegetación exuberante de color y simbolismo, lleva a la galería Ármaga (León) su pintura más poética: ‘Jardines Metafóricos’, una colección en tinta china y acuarela sobre papel que destila intimismo y vitalidad. La inauguración será este sábado 12 de mayo a las 13:00 horas.
Hasta el próximo 17 de junio la galería leonesa Ármaga albergará la obra que Miguel Escanciano ha realizado recientemente y que de alguna manera prolonga su anterior exposición en este mismo espacio, ‘El libro de las hojas, las flores y los peces’, surgida de la contemplación de jardines urbanos en un momento vital que buscaba la serenidad, entonces en blanco y negro. “No tengo energía para enfrentarme a ciertas actividades, no tengo energía para emprenderlas, y he tenido que renunciar a algunas de ellas, como la música. Pero si puedo enfrentarme a una cuartilla y dibujar, o seguir el ritmo de las teclas o escribir un poema”.
Ahora cuatro años después, la acuarela ha devuelto el color a las flores de su jardín interior, y le ha servido para nombrar su estado emocional: “En esta exposición el color es un reflejo de mi aptitud. Hoy por hoy valoro mucho el día a día, el despertarme cada mañana, ver la luz del día y ver que todavía tengo activos los músculos, los sentimientos, todo eso me da energía -casi como el que practica yoga y siente la fuerza del sol- para afrontar el día presente y el venidero. Me encuentro con ganas de escribir y pintar porque eso me da fuerza”.
Pero más allá de la cualidad terapéutica del color, esta nueva muestra abre una nueva etapa en su pintura. El trayecto por la naturaleza y los seres vivos adquiere un rango que va más allá de su representación: “Es otra reflexión. Aquí llega a un grado más alto, que es la poética que encierra. Creo que los cuadros funcionan, en realidad, como pictogramas poéticos”.
‘Flor de Misericordia’, ‘Flor de Apostasía’, ‘El Jardín de los Versos Incendiados’, ‘El Bosque arrasado’. Todos son títulos que aluden a sentimientos personales. “Siempre cuido mucho los títulos de mis obras. Me gusta ir a sensaciones, a emociones humanas tanto en la pintura como en la poesía”, explica. Y pone ejemplos: “El Jardín de las Miradas, si luego ves la obra, evidentemente relacionas casi un texto en la visualización de ese cuadro; o si contemplas Los bosques arrasados, te produce una sensación de caos que conecta con las emociones personales. Entonces hay un relato en la pintura. No a través del ser humano, pero a través de la vegetación sí. Y luego el simbolismo que tiene: son flores inventadas, nombradas de otra manera, pero son igual que los conceptos que tenemos de ellas; el clavel rojo representa la revolución, la rosa el socialismo, la azucena la pureza, ese tipo de sensaciones trasmitidas”.
Pictogramas poéticos, realizados con tinta china y acuarela sobre papel. “Cuido mucho los papeles, siempre son papeles artesanos hechos a mano, algunos hindúes. Y de por sí son papeles tan hermosos que engrandecen cualquier obra y que trato con cierta cautela, ya que sigo trabajando con la tinta china porque me gusta mucho contornear la silueta y definir bien la figura que estoy representando. El color entra con la acuarela, con la naturalidad que tiene de expandirse, de abrirse. Es la técnica que más me enriquece”.