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MÓNICA JORQUERA / La niña que quiere recuperar su pueblo

La artista leonesa Mónica Jorquera. Foto: CUEVAS – Diario de León.

‘Trazos de memoria’, de Mónica Jorquera, es la exposición
con la que la galería Ármaga comienza nueva temporada

Por MARCELINO CUEVAS
Publicado en Diario de León el 9 de septiembre de 2017

«Los ríos de los pueblos traen y llevan agua, esa en que alguna vez fuimos peces y alguna vez barcos». Según la joven artista Mónica Jorquera «para los niños que viven en el mundo rural el río es un elemento lúdico, de diversión en grupo que marca su infancia». Y al tiempo pasado, a su infancia, intenta trasladar la artista a los espectadores de su exposición Trazos de memoria. Y lo hace con muy variados elementos: esculturas, grabados, pinturas o instalaciones.

La exposición es la visión plástica con la que Mónica Jorquera cuenta una historia perdida en el correr del tiempo. «Se basa –explica– en el esquema mental de un personaje, una niña inventada. Creo que una historia que surge de la nostalgia de un tiempo pasado, tiene muchas cosas en común con la de la mayoría de la gente de este país. Habla de una niña que se marchó de su pueblo, donde tenía sus raíces, su familia y sus amigos y perdió la relación con ellos. De mayor vuelve a ese lugar y sus abuelos ya no están. Se encuentra con la casa, que es un elemento muy simbólico, y que está prácticamente destruida. Ella intenta levantarla de nuevo a base de los recuerdos que atesora. Eso la lleva a viajar al pasado».

El relato se cuenta a través de imágenes creadas empleando todos los recursos con los que la artista puede contar. «Pretendo que las exposiciones sean amenas, por lo que recurro a distintas técnicas. En este caso hay grabados realizados en pulpa de papel. Uno de ellos forma parte de un díptico que representa un cribador que describe de alguna manera el cielo del pueblo que la niña recuerda tal y como se lo contaba su abuela, porque tanto el cielo como el río son para mí elementos muy importantes en el mundo rural. Hay otros tres grabados de gran tamaño que forman un tríptico, que se convierte en la vista aérea de un mapa trazado por la mano de un niño, que describe la vida en el pueblo, con su geografía física y los objetos cotidianos. Así nos encontramos con la casa de los animales, la casa de la comida, la casa de la escuela…».

Y en ese regreso al pasado hay un gran protagonismo para los juguetes inventados. «También es muy particular recordar –dice– cómo eran los escasos juguetes con los que en otras épocas contaban los niños. Mi madre siempre me ha hablado de una única muñeca a la que llamaba Narrita. La niña de mi historia se encuentra con que esa muñeca ya no existe como tal, de ella solamente queda la cabeza. La niña saca un molde de ella y partir de él comienza a crear nuevas muñecas con elementos reciclados que encuentra entre los escombros de la casa. A esta parte de la exposición la he llamado: las muñecas de mi madre».

Y así tejiendo historia a través del hilo que nace de los recuerdos infantiles se recrea la vida de la niña inventada por Mónica Jorquera. «Pretendo –resume– que la exposición esté marcada por la nostalgia. Yo defino la nostalgia plásticamente con una máscara llorosa cuyas lágrimas se convierten en banderines de colores. En la entrada de la exposición haré que los visitantes pasen bajo un tendal de ropa, hecho con papeles japoneses rellenos de lavanda, para que la fragancia de otros tiempos les ayude a trasladarse a la época en la que se desarrolla la historia».

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