Amancio González, el escultor
que investiga los metales,
burla la gravedad y cambia
la lectura de los objetos
Bajo el título de “Metal”, el escultor Amancio González Andrés presenta en la galería leonesa Ármaga sus últimos trabajos en hierro, bronce y aluminio. La inauguración tendrá lugar el viernes 1 de abril, a partir de las 20 horas. Se servirá un vino español y habrá una acción poética por parte Jorge Pascual (quien recientemente ha publicado el libro “Caminan las nubes descalzas”, editado por Eolas e ilustrado por Amancio). La muestra permanecerá abierta al público hasta el 30 de abril.
Por ELOÍSA OTERO
Publicado en Tam-Tam Press
Regresa el escultor Amancio González Andrés a la galería Ármaga justo cuatro años después de su última exposición individual en este espacio (en abril de 2012). Y lo hace con “Metal”, una muestra de sus últimas piezas realizadas en hierro, bronce y aluminio, en las que sigue explorando las posibilidades expresivas de los materiales y jugando a transformar la lectura de los objetos.
La preciosa exposición sorprenderá a cuantos se acerquen durante este mes de abril por la galería. Y no solo por los precios asequibles (entre 600 y 2.800 euros) o porque el escultor de Villahibiera presente casi una veintena de piezas en formatos pequeños y abarcables. Algunas son piezas únicas (realizadas a base de soldar pequeños trozos de hierro), pero también hay obras en bronce de las que se ha hecho una pequeña tirada (a veces solo 7 piezas, otras veces 25) que se combinan sobre distintas estructuras. Además, como novedad, el artista ha empezado a utilizar algunos objetos decorativos (un avión de aluminio, un caballo de porcelana) en combinación con sus pequeñas figuras antropomórficas en bronce, con resultados fantásticos (“La cometa”, “Hombre con caballo”).
“Sí, incorporo como materia prima el objeto decorativo en una especie de juego para transformar la lectura de los objetos. En realidad sigo explorando con los materiales, probando cómo se comportan y hasta dónde llegan sus límites técnicos. También juego con las composiciones escultóricas, en busca de nuevas posibilidades expresivas”, subraya este artista que abandonó la madera hace ya tres lustros para volcarse en la piedra y en los metales.
“Ya no trabajo la madera simplemente porque no tengo discurso para la madera. La madera se rendía muy bien a la figuración, pero hace tiempo que, en mi trabajo, la figuración ha pasado a un segundo plano. Quizá porque no soy un buen escultor figurativo. Tengo más interés por la composición que por la figura, y eso es algo que se aprecia muy bien en esta exposición, donde algunas de las figuras que se pueden ver forman composiciones muy distintas. Al cambiar la composición, aunque la figura siga siendo la misma, la pieza cobra un nuevo sentido, convirtiéndose en otra cosa…”, explica el escultor. “La figura suele colapsar la visión del espectador, impide disfrutar de la composición. Y en una escultura la figura no lo es todo. Lo más importante es la ubicación, la composición, el juego, el diálogo…”.
En esta exposición hay deliciosas piezas pequeñas, que son como bocetos o prototipos de esas grandes esculturas que de vez en cuando realiza el artista en distintos lugares del mundo (como la fuente construida para la explanada de la isla canaria de Fuerteventura, o esas otras enormes y poéticas piezas que ha ido sembrando por Turquía, Francia, Rusia, Dinamarca, México, Croacia, Canadá…). También se pueden contemplar piezas de mediano tamaño, con una característica común: en todas ellas se aprecia, de una manera u otra, cómo el escultor consigue burlar o distraer los efectos de la fuerza de la gravedad y cómo con muy pocos elementos logra sostener una figura antropomórfica en el aire de manera casi mágica.
“¿Cómo se sostiene una obra? Pues casi como un árbol. Una escultura tiene que abrirse al espacio y a la luz, como el árbol. La escultura es un juego de equilibrios, un juego de tensiones, en busca de movimiento y dinamismo”, apunta Amancio, acercándose a una de las piezas. “Observa la ingravidez de ese personaje que está absorbido en la lectura…”.
Todas son figuras imposiblemente ubicadas o suspedidas en espacios geométicos abstractos, que cambian en función del lugar desde donde se las mire, y que, como ha señalado el crítico Roberto Castrillo, provocan en el espectador “una experiencia de vértigo, incertidumbre y fragilidad”.
“Los organismos [figuras] que habitan los espacios compositivos de Amancio evidencian dramas que se entablan en su interior, iniciando o desarrollando acciones físicas, manifestando sus capacidades intelectuales o emocionales en lucha permanente e irresoluble con su recinto espacial. En esta lucha de contrarios se fundamenta para el autor la naturaleza del ser. Organicidad y geometría, lógica racional y experiencia emocional, ordenamiento conceptual y percepción sensible, son ámbitos que definen una condición en permanente estado de crisis o transformación, cualidad compartida tanto por la naturaleza humana como por la acción artística y que se manifiesta con especial intensidad en los ámbitos del conocimiento y la investigación”, señala Castrillo.
Además de las esculturas, sobre las paredes de la sala se pueden contemplar ocho dibujos del artista expresamente realizados para ilustrar un libro reciente del poeta Jorge Pascual, “Caminan las nubes descalzas” (Eolas, 2015), del cual se pueden adquirir ejemplares en la galería.
- Aquí puedes ver o descargar el CATÁLOGO de la exposición.
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- Página web de Amancio González Andrés.
- Bitácora de la galería Ármaga.