Este sábado 23 de marzo, a las 13 horas, se inaugura en la galería Ármaga la exposición “Utopías pop” del artista vasco Víctor Arrizabalaga, que se podrá contemplar hasta el próximo 27 de abril.
Víctor Arrizabalaga, pintor y escultor, nació en 1957 en Mañaria (Vizcaya) y reside en Reside en Durango (Vizcaya). Siendo muy joven empezó a compaginar su afición al arte con sus estudios de Económicas. Ahora, cumplidos los sesenta, sigue buscando la utopía a través de los colores y las formas, en un juego lúdico que viene siendo su sello de identidad. Estos días regresa a Ármaga, su galería en León, con una nueva muestra de sus eclécticas creaciones pop, que como ya anotó en su día el crítico José Ángel Arteche son, además, “representaciones del deseo, de la chispa de felicidad y de lo placentero en los pequeños detalles”. Porque, de lo que no cabe duda, es de que Arrizabalaga disfruta mucho haciendo lo que hace: arte.
Arrizabalaga tuvo una época más figurativa en la que recurría a elementos como la maleta, los libros o la iconografía femenina, lo que le permitió dar el salto de lo bidimensional a lo tridimensional, “jugar con los pliegues, las torsiones del material”. Pero ahora lo que hace “es cada vez más abstracto”, y le gustan referencias como el laberinto, una referencia poderosa y mítica, en la que poderse perder.
En una entrevista reciente con Alex Oviedo confesaba que le atraen pintores como Tom Wesselmann y que en una época le influyeron mucho los escritos de Kandinski –Sobre lo espiritual en el arte, Punto y línea sobre el plano…–, que le abrieron “un mundo y una manera casi objetiva de trasladar un estado de ánimo y una perceptividad a través de formas geométricas o color”. También ha sentido interés por la arquitectura y por escultores vascos como Oteiza y Chillida, en los que reconoce alguna referencia, “en especial en el primero y en su libro Quousque Tandem…!“.
Sus obras, como podrán descubrir quienes se acerquen estos días a la galería Ármaga, desprenden vitalidad y alegría. Como ha señalado el propio artista, “el color es muy importante, es vida, luz, ritmo; pero llega un momento en que necesitas tener otros paisajes en la memoria. No renuncio a lo que he hecho, pero si me dijeran que me quedara con algo de mi obra sería con lo último que estoy haciendo. Cuanto mayor eres más libre te sientes; ahora mi mirada es más rotunda, menos comercial y mis obras más ambiciosas. Los artistas ofrecemos visiones nuevas a la gente. Cuando veo los trabajos de otros siempre me digo que son como regalos, y que yo también puedo regalar mi mirada a los demás”.