Javier Fernández de Molina, entre lo abstracto y lo figurativo, se mueve, pinta. Pinta cosas reconocibles como tales: una cuchara, un pájaro. Que una forma se parezca a un objeto quiere decir que se parece a unas formas con que ese objeto fue representado. En Fernández de Molina, con frecuencia las formas, expresivas, no se parecen. El ojo va al cerebro: pura pintura - Olvido García Valdés
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Javier Fernández de Molina (Badajoz, 1956), entre lo abstracto y lo figurativo, se mueve, pinta. Pinta cosas reconocibles como tales: una cuchara, un pájaro. Que una forma se parezca a un objeto quiere decir que se parece a las formas con que ese objeto fue representado. En Fernández de Molina con frecuencia las formas, expresivas, no se parecen. El ojo va al cerebro: pura pintura.
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